No puedo creerlo. Después de todo lo que he pasado, todos los desafíos, todo el drama, todas las lágrimas… llegué a los cinco finalistas. Yo, Maripily Rivera, la desvalida, la que nunca esperaron que durara tanto. Pero aquí estoy, erguido, demostrando que todos los que dudan están equivocados.

Recuerdo la primera vez que entré en esa casa, rodeada de todos esos rostros famosos. Me sentí tan fuera de lugar, tan insignificante. Pero me negué a dejar que eso me detuviera. Me esforcé más que nunca, decidido a mostrarle al mundo de qué estoy hecho.

Y ahora aquí estoy, finalista. Es surrealista, como un sueño del que no quiero despertar nunca. He luchado con uñas y dientes para llegar hasta aquí, enfrentándome a cada desafío de frente, sin dar marcha atrás. Y ahora estoy un paso más cerca de la victoria.

 

Pero el camino por delante no será fácil. La competencia es feroz y hay mucho en juego. Sé que tendré que darlo todo, profundizar en mi interior para encontrar la fuerza para seguir adelante. Pero estoy listo. He llegado demasiado lejos para rendirme ahora.

 

Puedo sentir el peso del momento, la presión creciendo dentro de mí. Pero no dejaré que eso me rompa. Lo usaré como combustible, como motivación para esforzarme aún más. Porque sé que tengo lo necesario para ganar.

Así que cuidado, mundo. Maripily Rivera llegó para quedarse. Puede que me hayan subestimado, pasado por alto y dudado, pero no voy a ir a ninguna parte. Soy una fuerza a tener en cuenta, un luchador con un fuego ardiendo dentro de mí. Y no pararé hasta llegar a la cima.