Si sabes algo sobre los hábitos alimenticios de Leo Messi , entonces sabes que el capitán del Barcelona es goloso.

Aparentemente, su entrenador en los días de Newell’s Old Boys también lo sabía y lo usó como un truco para mejorar las actuaciones de Leo cuando era niño (y del equipo en general).

Según el New York Times, el entrenador juvenil de Messi, Carlos Marconi, llegó a un acuerdo con el joven Leo: le compraría una galleta de chocolate por cada gol que marcaba.

El problema era que Messi anotaba de cuatro a cinco goles cada partido, lo que tuvo un impacto en el bolsillo del entrenador.

Para ponérselo más fácil, Marconi le hizo al joven Leo otra propuesta: conseguiría dos galletas por cada gol, pero tenía que marcarlo con la cabeza.

Obviamente, Marconi pensó que esto ayudaría a su economía, pero no fue así.

En el siguiente partido, Messi tomó el balón, regateó a todos los defensores y, cuando estaba a punto de marcar, lanzó el balón al aire y cabeceó a la red.

El argentino luego se volvió hacia el técnico, sonrió y le mostró dos dedos para recordarle el trato que habían cerrado.

Leo luego se convertiría en el mayor goleador de la historia del FC Barcelona, de haber sabido con quién estaba tratando Marconi jamás le hubiese propuesto ese trato ruinoso para su economía.