Días antes de que Francis Ford Coppola estrene su épica película que se pago él solito “Megalópolis” en el Festival de Cine de Cannes, el periódico The Guardian publicó un informe sobre la producción de la película en el que varios miembros del equipo detallan el supuesto comportamiento de viejillo pervertido de Francis Ford Coppola en el set. Varias fuentes dijeron a la publicación que Coppola era de la “vieja escuela” en su comportamiento hacia las mujeres.

“Supuestamente, por ejemplo, empujaba a las mujeres para que se sentaran en su regazo”, se lee en el informe de The Guardian. “Y durante una escena de bacanal en un club nocturno que se estaba filmando para la película, dicen los testigos, Coppola entró al set e intentó besar a algunas de las extras femeninas en topless y con poca ropa. Aparentemente afirmó que estaba ‘tratando de ponerlas de humor’”.

Defendiendo a Coppola está Darren Demetre, el coproductor ejecutivo de “Megalopolis”.
Le dijo al periódico que Coppola besó a algunas extras en la mejilla de manera amistosa y nadie dijo que el comportamiento de Coppola los hacía sentir incómodos.

“Hubo dos días en los que filmamos una escena de celebración en un club al estilo Studio 54, donde Francis caminaba por el set para establecer el espíritu de la escena dando amables abrazos y besos en la mejilla al elenco y a los actores de fondo”, agregó. “Era su manera de ayudar a inspirar y establecer la atmósfera del club, que era tan importante para la película. Nunca tuve conocimiento de ninguna queja de acoso o mal comportamiento durante el transcurso del proyecto”, dijo Demeter.

El problema es que Demeter es una sola persona y deacuerdo a The Guardian son varias las actrices que se quejaron.

Coppola aportó $120 millones de dólares de su propio dinero para financiar “Megalopolis”, que se desarrolla en una metrópolis similar a la ciudad de Nueva York post apocalíptica.
Adam Driver será un arquitecto idealista que quiere reconstruir la ciudad para convertirla en algo más grande de lo que era. Tan bello él.

A ver en que para todo. Si algo nos demostró el Me too es que con una sola declaración las ruedas de la cancelación comienzan a girar.